martes, 1 de marzo de 2011

LA VIDA SECRETA DE JAMES THURBER.

A la edad de 6 años se le clavó en el ojo derecho a Thurber una flecha de juguete, la cuál le hizo perderlo, más tarde se le deterioró el otro ojo. Pero Thurber no estaba ciego en el sentido que nosotros le damos a la palabra de una completa negrura, un vacio insoportable o una ausencia completa de visión, sino que para Thurber la ceguera era brillante, tachanada de estrellas y espolvoreada con polvo de hadas.

Era muy probable que Thurber sufriera un extraordinario trastorno neurológico conocido como Síndrme de Charles Bonnet, una lesión en alguna parte de las rutas visuales, que deja parcialmente o totalmente ciegos a los que la padecen.
La ceguera de algún modo estimuló su imaginación y su campo visual lleno de alucinaciones visuales muy realistas.
Esta enfermedad está muy extendida por todo el mundo, ya que afecta a millones de personas que han perdido la vista a causa de glaucoma, degeneración macular o retinopatía diabética.
El sistema visual humano tiene una capacidad para hacer suposiciones basandose en las imágenes fragmentarias. Así por ejemplo cuando veamos un conejo detrás de una verja vemos al conejo completo y no con los barrotes de la verja; porque la mente rellena los trozos de conejo que tapa la verja. Todo ésto quiere decir que la mente aporta toda la información necesaria para ver las cosas completas.

El francés Mariotte dedujo que todos los ojos deberían ser ciegos en una pequeña porción de su campo visual, se dice que cuando dos ojos estan abiertos, sus respectivos puntos ciegos no coinciden, la visión normal del ojo izquierdo compensa el punto ciego del ojo derecho y al revés.
  Por tanto, las alucinaciones se producen debido a un mal relleno de los puntos ciegos, es decir, el cerebro rellena el escotoma con imagenes almacenadas en la memoria (payasos, monos...) en vez de llenarse de toda la información de las proximidades inmediatas del estocoma, como líneas, colores o texturas.
Cerrando el ojo izquierdo y situando el derecho perpendicular al punto, si se acerca o separa del monitor, a una determinada distancia, desaparecerá la visión de la cruz. Ello es debido a que el enfoque en la
retina pasa por el llamado punto ciego. A la inversa, desaparecerá el punto.



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